La nueva modalidad de los ¨carteles periodísticos¨ para agenciarse canonjías, asesorías, contratas, etc, son ahora las mal llamadas ¨peña¨, las cuales lejos de encuentros literarios, son afanosas búsquedas corruptas, de cuyos invitados, son siempre la miasma del estercolero político y empresarial.
La inventiva que viene observando las gavillas dentro del sector periodístico, de cuyas miserias humanas, ocultas en estilo de vida impresionante, amén de la sub cultura de la pobreza, empero, asistiendo hoy a millonarios empresarios de la libreta, bonanza no parida de excelentes trabajos escritos, sino de la extorsión, asociación de lacras u otras especialidades pútridas.
Las continuas actividades sociales en residencias de periodistas, donde el invitado con su cuenta anticipada cubierta a los insaciables hombres del cuarto poder, deben comprometerse hacer espacio en la nómina que manejan a inscribir al ¨equipo¨ que laborará en la consolidación de la imagen del funcionario, que a través de los medios realizarán los miembros del cartel.
Convencidos estos ¨Carteles¨ del periodismo bifurcado en corrientes –deportiva,política, económica, etc.- de que estas marranadas de succionadores del erario necesitan de heraldos y voceros, así como de intelectuales que inventen y legitimen historias aviesas de ellos al igual que coartadas morales que justifiquen sus pagos.
Es así, en esas acciones pestíferas es que se avistan a periodistas que meses atrás mostraban sus encías despobladas, de cuyo único traje funerario y dominical han pasado a la exhibición de fortunas, que pese a que no han variado su modales de patán, empero gozan de lujos que solo lo permite el narcotráfico, el robo y la extorsión. Claro está, con las complicidades de editores, sub jefe, jefe de redacción y directores de medios.
Una de las más reciente ¨peña¨ conocida en la capital, lo fue con el senador por la provincia Duarte, donde los anfitriones prepararon como introito a su ágape, enjundiosos artículos resaltando su ¨ fecunda labor¨ como representante congresual, sin presentar una conquista lograda por legislador.
Con la llegada de El Mesias congresual, con sus árganas repletas de ¨designaciones¨ del burdel del palacio legislativo para muchos de los miembros de ese ¨cartel¨, donde de seguro encontrarán espacios en nómina como se anunció de una de sus plumas, buscando así brindar un servicio vital al Estado: resaltando logros escatológicos.
Cuantas sapiencias en los renovados ¨carteles¨ de la desaparecida libreta y el grabador.
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