miércoles, 20 de enero de 2010

La luna de hiel de Obama

Al cumplirse un año de la posesión de Barack Obama como presidente de Estados Unidos, BBC Mundo presenta una serie de artículos sobre el tema, con enfoques noticiosos, analíticos y curiosos.En este artículo, examinamos 12 meses de oposición.

Cuando Barack Obama juramentó a la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero de 2009, más de un millón de personas se aglomeraron bajo un intenso frío alrededor del Capitolio para presenciar y festejar un momento histórico para el país.

El número récord de ciudadanos celebraba la inauguración del primer presidente negro en un país con una violenta historia de racismo, y para millones su llegada a Washington marcaba el comienzo de una nueva era de optimismo, cambio social y progreso.

Pero para muchos otros, en algunos casos por las mismas razones, la ocasión no era feliz.

Y, en el caso de una minoría, el rechazo se traduce en feroces ataques a sus propuestas, sus órdenes ejecutivas, e incluso amenazas contra su persona y su familia.

Partidista y populista

Tradicionalmente, el partido que está fuera del poder se dedica a criticar todo lo que hace el presidente y a bloquear sus iniciativas en el Congreso con la intención de recuperar votos para la siguiente ronda electoral. Hasta el presidente más popular tiene que acoplarse a la maquinaria partidista de Washington, incluso a veces a las rabietas de su propio partido.

Rayma Suprani, de Venezuela // ©BBC

Sin embargo, la ferocidad de la oposición republicana contra Obama ha sorprendido y desilusionado al joven presidente, quien hizo campaña con el lema de dejar a un lado las divisiones políticas y trabajar juntos, estima William Galston, del centro de estudios de gobierno del Brookings Institute.

"No hemos visto una polarización política tan intensa en más de un siglo. Es impresionante. Ni un sólo voto republicano a favor del paquete de estímulo económico en la cámara, y ni un sólo voto en el Senado a favor del plan de salud", apunta.

Según Galston, quien fuera consejero del presidente Bill Clinton, la oposición a Obama tiene dos variantes específicas: la partidista encabezada por el partido republicano, y la populista, que va desde los vistosos "tea baggers" hasta los comentaristas de ultraderecha como el locutor Rush Limbaugh.

Presidente "mentiroso"

Tal vez el ejemplo más claro de esta polarización fue el grito de "mentiroso", lanzado al presidente durante un discurso al Congreso por el legislador republicano Joe Wilson de Carolina del Sur. Aunque llamar mentiroso a un político no tiene nada de inusual, gritarle directamente al presidente en un evento oficial sí lo es... tanto que generó el rechazo de ambos partidos y Wilson tuvo que pedir disculpas.

Pero en otras arenas, todo está permitido y Obama ha sido acusado de ser fascista, socialista, imperialista, nazi, racista y musulmán a la vez.

Estas afirmaciones son "increíbles e incompatibles", señala Galston, quien explica que la intención de estas manifestaciones es pintar a Obama como un extremista.

Las protestas, que no son muy concurridas pero que generan mucha prensa, son organizadas por los llamados tea baggers, porque su símbolo son las bolsas de té. Este símbolo hace referencia a una de las primeras acciones durante la guerra de independencia de Estados Unidos, en que los patriotas vaciaron un cargamento de té para protestar la imposición de impuestos de la realeza inglesa.

Además de la ferocidad de los ataques, Galston subraya que a Obama se llegó a cuestionar no sólo como ciudadano sino también como presidente.

Durante semanas las pantallas de televisión y los foros de internet no dejaban de mostrar a los integrantes de un grupo que "juraba" que Obama no había nacido en Estados Unidos y que su certificado de nacimiento era falso.

"Una de las características de estos grupos, son los ataques a su legitimidad personal. Detrás de la controversia ridícula sobre su certificado de nacimiento está el sentimiento de que Obama no es un 'verdadero' estadounidense por su origen inusual", señaló Galston.

Los peligros del extremismo

El origen racial de Obama, de padre africano y madre blanca, ha generado su propia dinámica entre quienes no lo aceptan como presidente. Obama no sólo ha sido acusado de ser racista, si no que a su vez los grupos racistas lo odian por ser de "otra raza".

"Cuando el comentarista de Fox News, Glen Beck acusó al presidente de 'odiar a los blancos', evocaba ciertos sentimientos en un país donde todavía existe el racismo", afirma Galston.

Para el experto, estas acusaciones extremas, gritadas a viva voz y parte del pan diario de algunos medios de comunicación de ultraderecha, son peligrosas y podrían llevar a algún incidente violento contra el presidente.

Este clima tóxico podría motivar a "algún loco" a tomar acción violenta contra el presidente, advierte Galston, quien explica que por eso mismo Obama está rodeado de medidas de seguridad sin precedentes.

El factor Sarah Palin

Pero ninguna medida lo puede proteger de las palabras, particularmente las mentadas por quienes son capaces de disparar rumores, como las de la ex candidata a la vicepresidencia Sarah Palin. "Ella ha querido postularse como la cabeza de este movimiento de resistencia", dice el analista.

Palin acapara titulares cada vez que se lanza contra Obama. Su acusación, vía Facebook, de que el plan de reforma de salud del presidente iba a crear "paneles de la muerte" donde un grupo de burócratas se encargaría de decidir cuáles ancianos deberían de "pasar al más allá", fue catalogada como "la mentira de año", por parte de la organización no partidista factcheck.org. Sin embargo la noción persiste entre sectores de la población, hasta tal punto que el presidente Obama tuvo que negar la veracidad de ese rumor.

Palin ha tenido la habilidad de atraer a quienes se sienten desplazados y amenazados por los cambios que se están viendo en su país, y que quieren regresar a la seguridad de los "valores tradicionales" del pasado.

Se podría decir que opera como oposición populista y partidista a la vez. Por un lado, fue la candidata oficial a la vicepresidencia y gobernadora republicana del estado más grande del país, y tiene el apoyo de muchos republicanos electos; pero por otro lado, también ha sido acusada de dividir al partido y de llevarlo hacia el extremo.

A pesar de los ataques, críticas y amenazas, Obama todavía cuenta con el apoyo de la mayoría de la población. No obstante, tras un año en la Casa Blanca, se habrá dado cuenta que en Washington la luna de miel para un nuevo presidente dura poco más que la fiesta de su inauguración.

Como dijo el presidente Harry Truman en los años '50: "Si quieres un amigo en Washington, cómprate un perro".

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